Les quiero contar mi testimonio

Hola soy Marcelo Orlando Dorsch. Tengo 28 años y soy de la ciudad de San Nicolás, provincia de Buenos Aires.
Les quiero contar un poco de mi testimonio.
Todo empezó a los 11 años de mi vida cuando falleció mi padre que era todo para mí. Después de ese golpe, mi vida no tenía más sentido. Empecé en las drogas y el alcohol y a querer intentar suicidarme. Ya no me importaba nada más. Me sentía vacío y solo en este mundo.
Llegó un día que tuve un problema con uno de mis hermanos, lo quise matar. Entonces mi familia terminó encerrándome en un psiquiátrico. Fue un año muy duro para mi vida. Me encontraba muy perdido y lleno de locos alrededor.
Al año me sacaron y mi madre fue mi tutela. Pero yo ya tenía un desprecio hacia mi familia. Entonces decidí vagar por las noches tras las drogas, nuevamente, y la joda.
Hasta que un día me decidí a ser alguien en mi vida y tener mis cosas, mi auto, mi pilcha de marca y mi droga en mis bolsillos. Nadie me tocaba. Y empecé a tener juntas malas que me dieron trabajo, pero ese trabajo era robar con arma. Sólo importaba la plata. Empecé a tener todo lo que quería.
A los 21 años cometí un robo en Pueblo Esther. Casi perdí mi vida tras una balacera con la Policía. A la semana me encontraba tras las rejas, sin nada y solo. La única persona que vino verme a Rosario fue mi madre, que estuvo conmigo siempre hasta el día de hoy.
La adicción de querer consumir y no tener me llevaba a enloquecerme y no querer vivir más. Entonces empecé a querer sacarme mi vida. Me prendía fuego, me ahorcaba varias veces y no lo concretaba, sino que me despertaba en un hospital engrillado a la cama y sedado.
Entonces ninguna taquería de Rosario me quería tener detenido. Entonces a 3 años de mi condena la elección del juez fue el psiquiátrico de la cárcel de Coronda, donde me tenía como a una rata de laboratorio. Toda medicación la probaban conmigo.
En febrero de 2007 me trasladan a la U3 de Rosario. Me encontré con una persona que era un personaje años atrás. Pero hoy él me decía que dios había cambiado su vida. Entonces me di una oportunidad de poder cambiar mi vida. Entonces ingresé a un pabellón cristiano, una iglesia.
Decidí dejar toda medicación, aunque me costó, porque me habían hecho muy adicto. Pero Dios tocó mi corazón y pude entender lo hermosa que era mi vida y todas las cosas lindas que tenía, mi familia en primer lugar.
Hoy soy feliz gracias a Dios y estando preso te lo digo, me di cuenta que después de tantos años de mi vida estuve muy equivocado. Hoy voy por más, que es mi propia familia. Que Dios los bendiga.
Apocalipsis 3:20 Dispone tu corazón y serás un loco más como yo por Cristo Jesús. Amén.