Desde la cárcel de Rosario, tratamos de romper el Silencio generado por los muros de la oprisión.
Él seguía allí.
La oscuridad se fue deslizando
Por rendijas e intersticios.
Las manos tras la nuca
Y los ojos clavados en el cielo raso.
Él seguía allí
Rodeado de fajos de billetes.
Por Jonathan Ortega
Producido en el taller de poesía de la UP 3 “Historial de soledades”, coordinado por Susana Valenti.
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