viernes, 21 de marzo de 2008

Qué esperamos del nuevo gobierno

Una de las expectativas es saber qué idea tiene el gobierno de lo que es la cárcel: si la que está enunciada en la Constitución Nacional, es decir un lugar limpio, sano, y cuyo objetivo es la reinserción social del detenido y no el castigo; o la que es actualmente, es decir un lugar sucio, con hacinamiento y sin ningún tipo de capacitación para los internos.

Con estas condiciones de detención, los detenidos no tenemos la posibilidad de elegir. Al salir, sólo nos queda volver a delinquir.

Si nos ajustamos a lo que dice la Constitución, transitamos el camino de la legalidad y no de la marginalidad.

Para que se cumpla lo que dice la Constitución Nacional nosotros creemos que, en primer lugar, deberían capacitar al personal penitenciario, especialmente en lo que tiene que ver con el respeto de los derechos humanos, que se debe cumplir en el trato diario con los detenidos.

En este aspecto, nos referimos a todo el personal penitenciario, desde las máximas autoridades al personal con menos jerarquía. La capacitación debería incluir también al grupo criminológico conformado por asistentes sociales, terapistas y psicólogos; a los abogados, los maestros, los médicos, los enfermeros y cada persona que se acerque a la cárcel para realizar cualquier tipo de actividad con los detenidos.

Hoy, la realidad que vivimos es que nos maltratan verbalmente para provocar una reacción de nuestra parte, porque de esa forma consiguen lo que ellos buscan: presos violentos para que, en vez de diálogo, haya enfrentamiento.

Y en los casos en los que no recibimos maltrato, por ejemplo el de los profesores, necesitamos que se capaciten en cuanto a incentivarnos a sumarnos a actividades como la escuela, más para aprender y capacitarnos que para simplemente zafar un rato del encierro.

Uno de los incentivos que podrían darnos es la reducción de las penas de acuerdo con nuestros avances en el estudio, en la capacitación. Algo como una Ley de Compensación: la idea es que así como en la cárcel funcionan los castigos, funcione también un sistema de premios.

Los incentivos para la escuela y la capacitación ayudarían a combatir la desocupación. Parece que el modo de combatir la desocupación es tener más gente en las cárceles y no en la fábrica. A mayor cantidad de presos, más policías y carceleros.

Por GRUPO EDITOR

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